viaje al centro de los chinos y viva para contarlo


Julio Verne, el gran novelista francés de los viajes extraordinarios, seguramente nunca se había imaginado que en el futuro o dos siglos después de su presente, exista un medio de transporte en la capital de un país tercermundista ubicado al sur de América, que sea capas de inspirar y dejar de inspirar una seria de sueños y pesadillas.

Viajar en los chinos (Empresa de transportes el chino) a hora punta (llámese desde las 7am hasta las 10am y desde las 6pm hasta las 10pm) puede ser un acto epopéyico en el más completo y absoluto sentido de la palabra. Es que uno se siento como Axcel o el profesor Lidenbrock cuando inician su viaje al centro de la tierra en la novela del maestro Verne. Donde los personajes viven miles de incidentes antes de salir vivos o casi vivos de su gran experiencia.

Pero en los chinos los monstruos tienen otros formatos, se visten de camisas y pantalones y gritan “pasaje, pasaje” con un tono de “me pagas o te pego”, entonces uno le dice un “momento por favor” y tiene como respuesta más amable “rápido, rápido!”. Entre tanta mala atención uno se siente sofocado y es cuando te das cuenta, que el chofer y el cobrador se alucinan artistas vanguardistas y quieren (muchas veces lo logran) meter, esa es la palabra mas precisa, el doble de pasajeros que pueden entrar en el bus. Ellos no creen en leyes físicas. Donde está uno pueden estar tres.

Aquí todo es chévere: la música, el manoseo y el olor

Uno puede ver en esos momentos a gente colgada del bus, y dentro de este, a muchas más personas desarrollando el sentido de la plasticidad corporal y del arte de aguantar la respiración(por el mal olor). Por otro lado, este espacio es propicio para fomentar la violación justificada con ropa y el manoseo peruano solapa. Digamos que a cualquier reclamo la respuesta unísona es una: están empujando pe´.

Cuando uno sube, el cobrador te marea con una sintaxis modernita digna de los seguidores de Vallejo, “avance pa´ atrás” y seguidamente “avance pa´ delante”, uno en realidad se queda en blanco. Seguidamente te das cuenta que el amigo cobrador y chofer tienen una sordera débil y conveniente, y con los últimos ritmos de la cumbia que escuchan en la “Q fm” uno puede volverse musicólogo cumbiambero contemporáneo en la especialidad de los distintos grupos de moda, esto según la cátedra del chofer. Quien además sufre de una sordera extraña que le viene y le va según lo que escucha de los pedidos de “bajo en la esquina” de los señores pasajeros.

En los veranos subir en los chinos es un atentado contra la salud pública, pues el calor humano concentrado de más de cien personas que están apretadas en el bus más el calor del sol hace de este espacio un sauna móvil. La situación se agranda cuando viene el cobrador que se pasea a empujones con los pasajeros para cobrar nuestro digno pasaje, y de pronto lo ves secandandose el sudor que literalmente gotea de su frente con su brazo que también está sudado, y sientes por un olor nauseabundo que el presente como muchos de los pasajeros que se convirtieron en enemigos, se han divorciado del desodorante y de los baños diarios, y de cualquier cosa que tenga que ver con las palabras: salud e higiene.

El Chino Taxi y los beatos

Viajar en los chinos es como tomar un taxi cuyo conductor es un desquiciado neurótico o simplemente, alguien que se alucina meteoro. Pues te lleva en el menor tiempo posible y a una velocidad en realidad alarmante, donde las frenadas son tan impulsivas que terminar encima o en los brazos de alguien es lo más normal del mundo. Hace algunas semanas viajaba leyendo un libro de crónicas de villanueva cuando de pronto estuve a casi medio metro hacia arriba de mi asiento y al segundo siguiente, estaba en el con un dolor en los riñones que mataría a cualquier anciano. Eso me pasa por sentarme al final del carro.

En los chinos como en los demás carros del Perú, uno aprende los nombres de diferentes santos y sus respectivos lugares de culto. Siempre hay favoritos y en este género Sarita Colina da la hora. Osea, podemos pensar que si morimos nuestra alma o lo que quede de ella en un eventual y normal y constante accidente de transito no solo vamos estar cubiertos por el SOAT para que se encargue de nuestro cuerpo sino también por el santo de turno para que vele por nuestra alma. En realidad suena algo beneficiosos después de todo.

Los estadísticos dicen que mas de 500 mil accidentes de transito se produjeron en el Perú en los últimos siete años. Yo me pregunto si los santos también nos sorprenderán con una huelga por la excesiva chamba.

Habla vas!

También desfilan por el oído de uno los más peculiares tonos o desvirtuaciones de la voz que se pueden imaginar que existen. Todo esto envuelto en la más clásica sutileza. Habla vas!

Lejos de las malas experiencia que uno puede tener viajando en el transporte público que en realidad debe llamarse privado, hay algunos cobradores y chóferes amables y honestos que valen parte del Perú que uno quiere y estima. Aquellos que no te estafan con monedas falsas, que no son cómplices de ladrones y que hacen lo posible para que tu viaje sea humanamente aceptable.

De los chinos a la combi

Hablar de la combi en Lima es otro cantar, no en el sentido positivo sino coloquial. Subirte a una de esas formas de movilidad es soportar el tiempo que el chofer quiera quedarse en un paradero o el costo del pasaje regulado no por algún organismo gubernamental sino por la imaginación del cobrador que en muchos casos parece un pirañita. Existen muchos quienes por defender su orgullo y la justicia se agarraron a trompadas con estos señores quienes piensas que ellos nos hacen un favor al dejarnos subir a su movilidad (si así se pueden llamar en algunos casos) que también es toda una caja de sorpresas.

En realidad es increíble la lógica de algunos cobradores quienes cobran el pasaje adulto en un nuevo sol y el universitario que debe ser el 50%, lo ponen a 90 céntimos, y si uno no está de acuerdo tiene que bajarse por invitación del cobrador y de sus malas crianzas, pero si ya la combi avanzó unas cuadras tiene que dejar si quiera una china pues “no te voy a llevar gratis”.

Para los futuros viajeros

Hablar del transporte en Lima es una odisea. Ya en otros países se han dado algunos avances en cuanto al mínimo respeto de la persona. Por ejemplo en México las mujeres lograron que algunas líneas de transporte aperturen buses exclusivamente para el sexo femenino. Creo que debemos avanzar en conjunto para hacer respetar nuestros derechos. Para los amigos y sobre todo para las amigas, que piensan subir a un Chino en hora punta, les doy la bienvenida a una de las novelas más terroríficas que no pudo crear el maestro Verne: el viaje al centro de los chinos.

Agosto, 2008

Alex Alejandro

1 comentario:

Martín Barrera Tello dijo...

Como para tomar las precausiones del caso.