Las increíbles aventuras de un superperro tercermundista, o, simplemente, mi mascota rinti


A martín b,
por hacerme recordar el placer
De una crónica bien escrita.

Rinti era un perro que no tenía raza definida. Era una mezcla entre pastor alemán y algún otro perro de pelo corto. Sus orejas se alzaban levemente con el llamado de mi padre y su cola golpeaba el piso después de escuchar los platos que mi madre llevaba a su balde de comida. Rinti tenía pelo muy corto y en su lomo grandes manchas de colores negro y mostaza oscuro, y en su hocico pelitos blancos como barbas de un anciano o un filosofo de oriente. En resumen rinti era como un hermano que los dioses convirtieron en perro para que nos cuide.


Desde que tengo uso de razón siempre ha estado presente Rinti, siempre cuidando la casa y cuidándonos a nosotros y lamiendo mi rostro. A veces lo recuerdo y cierta nostalgia me invade y es cuando extraño sus ladridos y con ello los momentos felices de mi infancia. Recuerdo que me gustaba levantarle sus patas delanteras para que camine mientras me mordía levemente mis manos que soportaban el peso de una felicidad mutua entre un niño y su perro.

A veces sus ladridos me ponían triste pues acompañaban las peleas en mi casa. Yo asustado siempre iba donde él y le contaba mis cosas, sobre las niñas que me gustaban, de mi malas calificaciones y de los miedos que me seguían. Una noche mis padres que normalmente llegaban a casa a las siete tuvieron un accidente. yo estaba solo, esperándolos como siempre mirando los minutos faltantes para recibirlos junto con rinti. Pero esa noche llegaron muchas horas después. Entonces me vi solo y asustado e hice lo que todo niño de ocho años haría en mi lugar. Comencé a llorar desesperadamente.

Recuerdo estar abrazado con Rinti mientras lloraba e imaginaba los mas crueles finales a mi historia de niño de ocho años. Rinti solo me lamía el rostro como limpiándome de las tristezas y del dolor producido más por mi imaginación que por la realidad. Esa noche lo abrace tan fuerte y con tanto amor que sentí que de algún modo me estaba hablando y consolando. Pasado las horas mi padre me despertó del suelo donde me había quedado dormido con mi perro. Abrí los ojos lentamente y vi a mis padres y a Rinti y entonces volví a dormir pensando que mi perro era un superhéroe y que fue a rescatar a mis padres de los peligros a los que estaban expuestos por lo que no podían venir a ver su ultimo hijo que moría de miedo y tristeza.

Cuando tenia entre cuatro y seis año intenté montarlo para jugar a los caballeros de la mesa redonda, donde yo seria el rey Arturo y él mi fiel corcel; Pero siempre se echaba pues no soportaba tanto peso. Entonces me alucinaba He-man y con un palo de escoba que se utilizaba muy bien de espada, le daba poderes increíbles y se transformaba mismo Gringer en una cruel fiera que lucharía conmigo contra las fuerzas malvadas de Esqueletor. Para mí, mi perro era sencillamente lo más grande que tenía.

De niño había escuchado decir a mi madre que Rinti le salvó la vida a mi hermano, un día en que lo estaban asaltando con una pistola a unas cuadras de mi casa. Dicen que mi perro se volvió loco y comenzó a golpear la puerta para que lo dejen salir y al abrir la puerta pensando que quería orinar, Rinti fue corriendo hasta el lugar del asalto donde mordió al ladrón y dio libertad y tranquilidad a mi hermano mayor. Mi madre le dio ese día un pollo a la brasa entero y ser tema de conversación sobre su hazaña durante muchas semanas después.

Super perro

Si superman era vulnerable a la criptonita, Rinti lo era con el sonido de los fuegos artificiales. En épocas navideñas y de año nuevo era imposible ver a mi perro en la calle. Su único lugar era bajo la cama de mis padres. Ahí siempre se quedaba, temblando, aterrado y con la mirada extraviada en la oscuridad del cuarto. A pesar de todo nunca dejé de admirar a mi perro por su valentía y amor a las cosas. Creo que todo tenemos derecho a no ser valientes en todo.

Hablando de derechos, creo sin temor a exagerar que no todos debemos tener como perro modelo a lassie. Creo que la perfección de mascota me parece hasta patético. Mi perro Rinti no tuvo un pelo radiante agitado por ventiladores, no iba corriendo para llegar en el momento justo para salvar una vida, no comía alimento especial de nombres extranjeros y mucho menos nunca recibió una distinción por mi sociedad o por mi calle de cuatro casas; pero mi perro no necesitó ninguna de estas cosas para sembrarse en mi corazón de chibolo y retoñar en palabras o intentos de crónicas o relatos.

Mi perro Rinti tenía un parecido físico a la famosa estrella de hollywood llamado rin tin tin, quizás por eso el nombre con que fue bautizado sin misa y sin agua bendita. Aun que pensándolo mejor, rin tin tin en sus mejores tiempos tenía cierto parecido a mi perro. Así esta mejor. Estas estrellas por muy animales que fuesen siempre se creen superior a uno. Ahí encontramos a los modelos de toda índole (humanos, animales, humanos animales y animales humanos).

Hace algunos meses vi algunas películas sobre un perro bombero, un super perro y perros que protegían al mundo de una manera incubierta de los malignos gatos que querían conquistar la raza humana. En realidad existen una infinidad de películas sobre perros; pero cuantos perros merecen ser el personaje de sus propias historias en el cine. Me parece haber leído que hasta los perros tienen extras, lo que me parece increíble y creíble a la vez, es que en este mundo uno ya puede creer de todo y a la vez de nada.

Entre lo perros mas famosos se encuentran rin tin tin, lassie, pluto, scooby do, bongo (de los dalmatas), astro (de los supersonicos), Bandido (de Johny Quest), Barn (Enemigo del Gallo Claudio), Beethoven, Benjuí (perro bombero), Can Can (Perro de los niñonautas), Charlie (perro de Porky), Dun Dun (ayudante de la tortuga Dartañán), Dino (de los Picapiedra), Droopy, Snoopy (de Charle Brown), Goofy (Tribilín), Hukcleberry, Hush Puppies, K-9 (compañero de intergaláctico), Odie (de Garlfield), Patán, Pulgoso, etc, etc, etc ...

La cantidad de perros es interminable, cada uno con su propia historia y sus propias formas. Desde los mas inteligentes hasta los mas monses, desde los mas buenos hasta los mas malos, siempre pendulan en sus polos opuestos más vendedores. Pero creo que por más famoso y lindo y perfecto que sean los perros de la tv, yo siempre seré fanático religioso de mi querido perro rinti que hoy descansa en la omnipresencia forma de la muerte.


Errar es de humanos, no de perros


Mi perro ayudaba a mi mama a levantar la canasta de víveres con su hocico mientras ella iba corriendo para poder alcanzar al carro que siempre paraba y pisaba para arrancar antes que el pasajero suba. Mi perro siempre acompañaba a mi padre todos los días en las madrugadas-mañanas cuando iba al trabajo. Mi perro daba la mano y hacia pechito pechito (acto de poner sus patas delanteras en el pecho de uno), y tocaba la puerta para entrar y para salir. Mi perro se peleaba para defender a otros perros mas pequeños. Mi padre y mi perro tenían enemigos comunes por así decirlo, el vecino y el perro del vecino.

Yo creo que errar es de humanos y no de perros. Hasta donde recuerdo mi perro nunca cometió falta alguna; pero nosotros sí. Cuando llegaba un nuevo perro a mi cada todos nos centrábamos en el cacharro y dejábamos de lado al viejo Rinti, y el colmo fue que cuando de viejo el necesitaba más nuestra ayuda y no nos dimos cuenta de lo urgente que era. Mi perro estaba enfermo y se estaba muriendo. Un día salió para no volver. Un día dejamos de escuchar sus ladridos para extrañarlos para siempre. Un día nos dimos cuenta que la familia no estaba completa y es cuando nació su leyenda para entrar a un imaginario colectivo de sobrinos, nietos y familiares.

Aun que haya pasado muchos años, quisiera decirte Rinti que tu eres la estrella principal de la película de mi infancia, y que hasta ahora no me perdono haberte dejado ir sin saber nada más de ti. Gracias por escogerme ser tu amigo. Gracias por tus lambidos que fueron como abrazos. Gracias por todos tus ladridos.

Lima, 6 de Agosto de 2008 / 00:58am

Alex Alejandro

2 comentarios:

EL CABARET DE MUSAS dijo...

Qué recurrente suele ser la soledad; y que cerca suele tambien estar la pena y la distancia.

Que puedo decir... Me encantó esta crónica.

Saludos.

Pedro Olórtegui
www.lamorfologiadeltiempo.blogspot.com

Martín Barrera Tello dijo...

Las mascotas son el primer referente que tenemos de lealtad, y esta crónica lo reafirma.